La rubia disfruta sirviendo a los chicos: tiene unos labios que funcionan y una tarta fresca y rubicunda. ¿Quién no querría probarlos? Ah, y se siente bien al poder satisfacer la curiosidad de los chicos y darles lo que se espera de ella. La leche condensada, que los chicos le agradecen, es como un bálsamo para ella: la lame con una sensación de logro. Parece que también le gusta trabajar en el sector de los servicios. )))
No es un mal trío. Las hijas rubias saben lo que hacen, tienen sexo y no se avergüenzan lo más mínimo delante de su padre. Así se acaba el escándalo familiar y todo va bien.